–¿Era amigo suyo?
–En cierto sentido –dije yo–; hace
tiempo de eso. Escribía cuentos.
–Ah –dijo–, ¿de qué trataban?
–Bueno –respondí–, no sé muy bien
cómo explicárselo; digamos que hablaban de fracasos, de errores; uno, por
ejemplo, se refería a un hombre que se pasaba la vida soñando en un viaje, y
cuando finalmente tiene la oportunidad de hacerlo, ese día se da cuenta de que
ya no lo desea.
ANTONIO TABUCCHI, NOCTURNO HINDÚ
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